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El Campus Virtual es una inversión y no un gasto efímero

La implementación de una plataforma de LMS (por sus siglas en inglés: Learning Management System, Sistema de Gestión del Aprendizaje) que permite a una organización desplegar su propio Campus Virtual, es una apuesta decidida a la formación continua de sus colaboradores, proveedores, accionistas y público objetivo. Pero también es una buena inversión, ya que posibilita recuperar el pago, e incluso generar ingresos para la organización.

Hablamos aquí de los aspectos monetarios exclusivamente, dejando de lado muchos otros beneficios del Aprendizaje en Línea y de los Campus Virtuales.

El ahorro de recursos

Por un lado, el retorno de la inversión se obtiene a través del ahorro de recursos: supongamos por un momento, que una organización debe capacitar en nuevos procedimientos administrativos y legales a sus colaboradores (y también proveedores) dispersos en una provincia o estado. Lo debe hacer en el menor tiempo posible, ya que son requerimientos de los organismos de control, producto de nuevas regulaciones para el sector. Intentemos ahora imaginar los costos que este despliegue conllevaría, de no contar con un Campus Virtual:

  • Honorarios y viáticos de capacitadores que deben dejar de hacer su trabajo habitual para embarcarse en un tour de formación, que recorrerá diversas localidades.
  • Alquiler de salones equipados para conferencias y con capacidad adecuada (lo que, en pueblos pequeños, no resulta tan sencillo).
  • Contratación de servicios de traslados, sonido y multimedia, catering y limpieza.
  • A todo esto, podríamos añadir la pérdida económica que generaría la paralización de la actividad de la organización por un día o más.

Pero los problemas no se terminan aquí: hay que pensar qué ocurrirá con aquellos que no han podido asistir al evento ¿Deberán esperar una segunda edición? ¿Les preguntarán a sus compañeros? Y los nuevos colaboradores, que comenzaron poco después de finalizadas estas capacitaciones presenciales ¿cómo obtienen estos nuevos conocimientos?

Los nuevos ingresos económicos

Por otro lado, el retorno de la inversión también se concreta gracias a la generación de nuevos ingresos para la organización. Ejercitando la imaginación una vez más, supongamos que una asociación profesional a nivel nacional implementa su propio Campus Virtual. Los directivos comienzan a desarrollar algunos cursos de perfeccionamiento en temas muy específicos y de actualidad, difíciles de encontrar en instituciones educativas y publicaciones del ámbito. Utilizan videoreuniones en tiempo real (como Zoom o Google Meet), material interactivo en PowerPoint, lecturas en formato PDF, enlaces a sitios Web externos, foros para el intercambio de ideas y consultas, y evaluaciones automáticas.

El primer curso fue totalmente gratuito para sus afiliados y tuvo gran aceptación: los usuarios pedían mayor variedad y frecuencia en este tipo de capacitaciones. En consecuencia, los siguientes requirieron de un pago mínimo para quienes formaran parte de la asociación, y uno a valor de mercado para los externos. En poco tiempo, el egreso de la inversión inicial (y del soporte técnico, si hubiere) se recupera y comienza la ganancia.

Cuando la pandemia irrumpió y la cuarentena se impuso, esta asociación ya contaba con todas las herramientas para continuar la formación de sus miembros y mantener esos ingresos económicos, mientras que otras tuvieron que suspenderlo todo y salir a buscar alternativas a las apuradas.

Con estos ejemplos, extraídos directamente de nuestra experiencia profesional de más de 10 años, queremos desterrar la errónea creencia según la cual, la implementación del Aprendizaje en Línea (y puntualmente, de un Campus Virtual), es un gasto, un lujo superfluo y prescindible, al que solo grandes empresas vanguardistas pueden acceder.

Lic. Ricardo Acosta García

Consultor e-learning

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